lunes, 4 de mayo de 2020

UNA PEQUEÑA HISTORIA


UNA PEQUEÑA HISTORIA
(Rapsodia existencial)
Describe tu aldea
Y describirás el mundo;
Describe el mundo
Y desnudarás tu alma;
Desnuda tu alma
Y desnudarás el universo.


I.                  EL UNIVERSO
En un principio era el caos,
Las tinieblas cubrían el abismo…
Más tarde fue la luz, la mar, las flores,
Diversidad de seres y de amores
Y, siglos después, más de lo mismo…
Así, querido amigo, en dos más dos.
Después, exhaustos ya los siglos,
Mi génesis y yo.


II.                YO
Y existo desde entonces yo, arrojado,
En esta simple historia;
Sin fuerzas, sin valor, como atrapado,
Sin pena verdadera y tan sin gloria.
En este cuerpo animado,
Alma encarnada y pasión de rojo,
Onomatopeya vital
De otros que le antecedieron,
Sólo veo carne nula
Que se pudre con el tiempo;
Que arrastra todo mi ser
Por el fango del olvido…
Se borrarán horas largas
Con el tiempo, que no existe,
Que es un “ahora” eterno, inmóvil,
Como el ser.
Un puñado de nervios y sangre
Que acumula experiencias,
Que alimenta angustias
O finge dichas y lame hiel.
Hiel amarga de existencia,
De duras inexperiencias,
De inmadurez progresiva
En un “siempre” inmutable y cruel.
Con un tendal de vivencias
Putrefactas e inmorales
Ante los ojos mortales
De otra carne como yo:
Un cúmulo de fracciones
De amor y libertinaje,
De invencible ignorancia,
De negro hedor e impotencia,
De veleidad de poder.
Y en la senda del seré,
Mis ojos perdieron el camino;
La rosa de los vientos se ocultó,
Otras manos forjaron mi destino.
Había bruma en mi ser dolorido
Y era grito de angustia
Arrojado con asco,
Escupido al camino,
Para que en tu minuto de hueca humanidad
Se hiciera carne en ti;
Para que en ese instante de leve vacuidad
Se hiciera sangre en ti.
Había luz en mi día claro
Y era vida parida al azar,
Existencia iluminada,
Un camino hacia la esencia,
Para transformar tu carne
Y mirar conmigo el siempre.
¿Y por qué esta soledad
Que me carcome los huesos?
Osteoporosis del alma,
Socava mi fuerza y mi paz,
No me da quietud ni calma.


III.              TU
Y entonces apareces de improviso
Cual Eva de un edén casi olvidado
Que, empero, regenera mis recuerdos,
Revive en mis entrañas el pasado.
Recrea mis vivencias y mis duelos,
Mis viejas frustraciones y mis sueños;
Lastima mis otoños con su ausencia,
Alegra mis mañanas con su risa,
Remueve mi letargo con su prisa,
Desnuda mis pasiones y mi esencia.
Descubrí el universo en tus ojos,
Recuerdos de esa aurora y esos rojos
Destellos tenues de tu tierna juventud.
Y entonces el recuerdo me devuelve
Aquellos pobres versos dedicados
En un poemario breve y escogido:
“Nada son veinte
“poemas de amor,
“nada una canción desesperada.
“Cuando alguien quiere
“como quiero yo,
“todos los poemas no son nada.
“No es nada el verso ni nada la palabra
“ni es nadie Neruda en este asunto.
“¿por qué te regalo, entonces, yo este libro?
“Porque sí, porque te quiero y punto.
Recuerdo que reíste y me besaste
Y yo gocé, feliz, de nuestro idilio…
Jamás imaginé que nuestros pasos
Terminaran camino del exilio.


IV.              NOSOTROS
Todo comenzó
Como comienza todo.
Luego, el tiempo me enseñó
Que es ese el único modo.
Vivimos días de dicha
Y siglos de hondo dolor…
Noches negras y cerradas
Y días de intenso sol.
Conocí tu vientre tibio
Y conocí tu traición…
(El mar sabe de la calma y
Sabe también del furor…).
Y juntos contamos los días,
Las estrellas y los vientos;
Juntos hicimos los hijos,
Juntos les dimos consejos,
Juntos gastamos la vida…
Juntos llegamos a viejos.
Y juntos hicimos el mundo
Cargado de angustia,
Colmado de pena,
Que en ti se hizo grito
Y en mí se hizo guerra.
Parimos violencia
Y nos destruimos.
Y ya no existimos
En aquel camino que tracé contigo.
Y fuimos violados
Y ni en el recuerdo tenemos morada:
Fuimos olvidados
Y de nuestro paso ya no queda nada.
Ni una huella triste marcada al pasar
De nuestra existencia gris, acelerada,
De nuestras ansias natas de dejar estela.
Y un pájaro yerto hoy se nos parece
Y el segundo breve de la breve opción
Hoy desaparece
Bajo las tinieblas de la oscura nada.
Sólo nos anima y late en nosotros
La leve esperanza de la redención.
A ti te debemos, a mí se me debe,
Esta triste destrucción:
Ya nada tenemos, ya nada sabemos.
Tan sólo nos queda
Esperar perdón.


V.                ELLOS, LOS OTROS (LOS LUGARES Y LAS COSAS)
Anduvimos el camino en soledad,
Pero en una soledad acompañada.
Estar juntos, codo a codo, en realidad,
Es frecuente que no quiera decir nada.
Estaban ellos, compañeros invisibles
De un camino de placeres y dolores,
Compartiendo silenciosos nuestras horas,
Las auroras y el perfume de las flores.
El cante jondo, Valle Inclán, Dalí, Picasso,
Serrat, Machado, Nuria Espert y algún pecado…
Buñuel, Gauguin, Sabina y Mallarmé.
Algunas dudas, Preseren, Kosovel,
Venecia, Bled, Pidal, Pelayo, Lorca,
Tu vientre tibio y el juego de la horca,
Miguel Hernández, Prevert y el postre helado
Que preparabas, tan rico y esperado.
El costumbrismo español, el pan y el vino,
Casto de Diego y Paco de Lucía,
Mi sueño en sol mayor, Bizet, Tchaikovski
Y los sabores que contigo compartía.
Y, en larga procesión, estéril y fecunda,
Lugares, fechas, hombres,
Los héroes y las tumbas,
Los números, los nombres,
Fantasmas y demonios,
Lo incierto y lo sagrado,
La yerma Patagonia
Y el fruto del pecado.
Vivaldi, Bach y el canto postergado,
Samuel Agnon y sus leyendas ya olvidadas,
El cielo compartido, el ruego denegado,
Los besos silenciosos, la fe disimulada.
Y vuelves siempre, Gauguin, hache de pé,
Con todo tu paquete de vivencias,
De cambios, de heroísmos y temores,
Suicidios fracasados, duda y fe.
Jugando con lo efímero y lo eterno,
Los planes y el vivir improvisado,
Lograste lo que pocos han logrado:
Gozar cual ciudadano del infierno.
Tahití, con sus demonios, selvas y desnudos,
Patagonia, tierra estéril,
Patagonia, fin del mundo…
Y sigues siendo, terrón que me ha parido,
La tierra gris que llevo en mis entrañas.
No se si tu existencia alberga algún sentido
O sólo es escenario de míseras hazañas.
Crecí, no obstante, oyendo cantos, cuentos,
Palabras, melodías y leyendas,
Viviendo fantasías e historias de la guerra
Contadas con pasión en otra lengua.
Y entonces con la leche
Materna, dulce, tibia,
Se cuela otra cultura por mis venas:
Es Europa que avanza despaciosa
Por los vasos capilares de otra tierra.
Llegaron los Rolling Stones,
Los Beatles, Mozart, Pink Floyd,
Leonardo, Plecnik, Gaudí,
Tartini con su violín
Y un Ménart, canto y pasión,
Deep Purple, vida, emoción,
En una orgía sensual
Sin principio ni final.
Amé ciento tres mujeres
En seis idiomas distintos.
Pagué caros los pecados
Dictados por mis instintos.
Aun no cancelé la deuda
Y sigo pagando a diario;
No se terminan las hojas
De este, mi cruel calendario.
El mar mojó mi piel blanca,
Hubo caviar y champaña,
Largas noches sin dormir
Y hasta algún tiempo en España.
Surgieron nuevas ideas
Cual palomas de galera
Y revueltas de estudiantes,
Dolina, Bioy, Ginastera.
Favio y Piero me cantaron,
Jetro Tull y algún desliz;
Grupo Uno y Opus Cuatro
Y un Yairó llamado Jairo…
… El alma sigue sedienta
Y no hay quien pague la cuenta.
El mundo me llama y yo voy como Ulises,
A Ulises lo engañan, me engañan a mí;
En mi alma desierta no hay tiempo de dudas;
Como un vagabundo total, me perdí.


VI.              ARMAGEDÓN
Sueño con convertirme
En un animal alado
Y alejarme raudamente
De este suelo envenenado.

Y así, vegetamos
Perdidos en un mundo
Que no nos da tregua
Ni pausa en la lucha.
Que no nos comprende,
Que no nos escucha.
Vivimos con temores,
Con odios, con guerras…
La duda existencial
Se torna banal:
Perdemos la conciencia
Por simple subsistencia.
Preguntas sin respuesta,
Respuestas sin sentido,
Impuestos sin servicios,
Servicios no pedidos.
Batallas profundas
Libradas por el alma,
Batallas frugales,
Eternas, cotidianas,
Que opacan el hoy,
Que ahogan el mañana.
Cual aves rapaces
Regresan y anidan
Y nada nos dan,
Mas todo nos quitan.
Pero en ese cruel camino, largo, ajeno,
No me ahorraron ni una pena ni un dolor;
Me bebí hasta el fondo la poción
Que me estaba destinada del veneno
De algún Hobbes con su amargo Leviatán:
Hombres lobos que en contienda sin final
Nos mordemos a matar o a morir
Para todos, finalmente, sucumbir.
¿Es que tendrá que volver
El flaco, eterno, barbudo,
Judío de Palestina,
Porque todos los demás
No hallamos la medicina?
Y así es como se suma la ley natural
A la ley del hombre, cruda y demencial,
Haciendo al humano perder la esperanza,
Herido de hastío, cubierto de llagas,
Violado en su esencia, sin voz y sin alma.
Vejado, sin consuelo, sin gloria y sin cielo.
Y así, todo termina en mar de conjeturas,
Dolor, ausencia, duelo, traiciones, soledad,
Pesar, contradicciones, mentiras sin piedad,
Heridas sin remedio, bravatas y bravuras.
Y mil palabras huecas, en vano pronunciadas
Y mil gotas de tinta, vanamente derramadas.
Cada voz, todas las voces, a los puercos arrojadas
Cual bíblicas margaritas, mustias y deshojadas.


VII.             POSTRIMERÍAS
¿Y qué quedó de aquello que fuimos y vivimos,
Por qué se nos escapa la fiesta de la vida?
¿No existe ya esperanza para los que nacimos?
¿Hemos perdido todo o hay algo todavía?
Tan sólo la poesía
De Lalo de Pablo
Luchando su lucha
Entre Dios y el diablo:
“Mas la existencia del hombre
“Es una tendencia al Ser;
“Es un negar el olvido:
“Ser hombre es tender a Dios.
Esperanza azul abierta
A este rojo actual, finito,
Limitado, impropio, impuro,
Efervescencia de soles,
Potencia de las potencias,
Aplastada por las guerras,
Pisoteada por los hombres,
Limitada por sí misma,
Negación de libertad,
Reina del libertinaje,
Descalza, tullida, manca,
Circunscripta, perseguida,
Apoteosis de pasión…
Pero hay una fuerza oculta:
“Llegar a ser”: ¡Liberación.!


Publicado en ESCRITOS DE FINIS TERRAE, 2011, Colección Patagonia Contemporánea, Editorial Jornada, Chubut, Argentina.